Ante las dificultades el ser humano tiene siempre dos opciones: sumergirse en los problemas y terminar ‘ahogándose’ o salir a flote y reconstruirse a través de una disciplina o pasión. Luego de tener una mala experiencia conyugal, Gaby Martínez decidió tomar el segundo camino y convertirse en una empresaria dedicada al ballet.

“La película del Cisne Negro refleja la realidad de muchas bailarinas que tienen lesiones fuertes en los pies, esto no debe ser una constante, y menos en la vida de una niña que quiere dedicarse al ballet, elegir las puntas idóneas para practicar puede marcar la diferencia en la carrera de una bailarina”.

La historia de emprendimiento de Gaby empezó cuando, al verse sola con sus dos hijos, decidió vender artículos para ballet de escuela en escuela, y lo que inició como una forma de supervivencia se convirtió en un modelo de negocio gracias a la necesidad de salir adelante.

“Tengo 35 años como bailarina y 27 como profesora de ballet, el mayor apoyo a mi modelo de negocios es el conocimiento del mercado en que trabajo, con base en eso desarrollé una prueba profesional de punta que ayuda a que cada bailarina encuentre su zapatilla ideal para evitar lesiones”, explica.

Recién inaugurada su tercera tienda ‘Ballet Boutique’, la empresaria explica que lleva realizadas más de 2,000 pruebas que, a partir de la forma del pie, determinan combinaciones con diferentes marcas de calzado de ballet para saber cuál es la zapatilla que mejor ajustará a la bailarina, lo cual permite que se reduzcan en un 95% las lesiones entre sus clientas.

La labor de Gaby se complementa con una escuela de danza en Mérida, y los planes a futuro apuntan a la apertura de dos tiendas más.

Entre los retos que ha enfrentado destacan la regulación y los canales de financiamiento, pues explica que estos factores hacen que el panorama luzca lleno de obstáculos para los emprendedores en México.

“La voluntad es la mejor arma de los emprendedores, las ganas y la necesidad de salir adelante mueven montañas, pero la realidad es que el entorno para abrir negocios tiene retos muy fuertes en materia de financiamiento y regulaciones, conseguir establecerte como una empresa formal es una odisea, pero al final del día es una gran satisfacción”, afirma.

Para Gaby el motor más fuerte para hacer su empresa ha sido sacar adelante a sus dos hijos y convertirse en una mujer independiente, y explica que en el ámbito profesional la mayor fortaleza de un emprendedor es trazar una estrategia y mantenerla a flote.

“Pese a las dificultades, el consumo siempre se mantiene, el público se vuelve más exigente pero al final del día basta tener una propuesta de producto con calidad y ofrecer un excelente servicio, ayuda a posicionarte y no sólo sobrevivir sino mantenerte en el sendero del crecimiento”, explica.

Gaby trabaja en un libro que ayude a difundir su prueba profesional de punta para reducir las lesiones de las bailarinas, por ahora, su principal misión es ayudar a que las niñas practiquen esta disciplina sin dolor.


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