Por Sebastián Cristi A.



Cuando se trata de obras sociales, los fondos jamás son suficientes. Algunas organizaciones han efectuado algunos intentos para atraer fondos a sus arcas utilizando las redes sociales. La mayoría de ellas sin éxito y el motivo es uno sólo: cuando se trata de recaudaciones, sólo los más influyentes tienen algún nivel de poder para convencer que realmente se trata de una buena causa.


Es muy diferente, a juicio de los usuarios, enterarse que Brad Pitt o Lady Gaga se han unido a una causa X. La gente asume que los equipos de apoyo de estas celebridades investigan a fondo a las organizaciones con las que se involucrarán. En cambio, si esa organización (sea conocida o desconocida) inicia una campaña en Social Media para recaudación de fondos, infundirá un nivel bastante importante de desconfianza.


El hecho es que donar dinero no solamente depende de nuestra disponibilidad monetaria en el bolsillo, sino de cuán identificado me siento con tal causa, qué tan profundamente me llega y cuál es el mensaje que se está propagando y que ha sido capaz de sensibilizarme. Muchas veces el tamaño o prestigio de la organización no influyen en la decisión de dejar dinero en sus arcas, de hecho la experiencia ha demostrado a lo largo de los años que incluso aquellas instituciones de caridad que tienen años realizando estas labores no cuentan con el respaldo popular y muchas de ellas han debido cerrar puertas.


Cuando se trata de utilizar las redes sociales, existe un riesgo intrínseco que se debe asumir: la reputación. Y este es un problema que se debe afrontar antes de decidir utilizar Facebook, Twitter o Google Plus para iniciar una campaña. Las instituciones que viven de las donaciones saben que su principal capital no son los donantes, sino la imagen que proyectan para mantener a aquellas personas interesadas en la causa. El uso de las redes sociales para recaudar fondos es un arma de doble filo que se debe utilizar con mucho cuidado cuando se trata de pedir a las personas que desembolsen dinero.


Es por ello que el principal valor que se le puede asignar a estas redes en este ámbito está en la red de contactos que se posee, y qué tan influyentes son esos perfiles. Al utilizar las redes sociales para difundir de forma sólida la tarea que se realiza es probable que estas sí adquieran el poder para atraer a contactos influyentes. Probablemente la única forma en que las redes sociales podrían ser realmente útiles en la recaudación de fondos sea pidiendo a estos contactos que formen parte de la organización y promuevan en sus propias comunidades el mensaje sensibilizador necesario para conseguir nuevos “socios” para la causa.


El problema entonces comienza a ocurrir en estas subredes lideradas por los contactos influyentes ¿estarán ellos dispuestos a correr el riesgo de dañar su propia reputación al promover mensajes provenientes de organizaciones cuya única finalidad en las redes sociales es recaudar fondos?