Sí, sí, ya sabemos que ahora todo se hace a través de Internet y de las redes sociales. Pero…para comprar un perfume, por ejemplo, primero hay que sentir como huele y analizar como se transforma ese particular aroma, en contacto con la piel de quien lo prueba. De la misma manera, podemos recomendar por todos los medios un nuevo alfajor, pero la prueba de fuego pasará por el placer que sienta el consumidor en la boca ante esa combinación de dulce de leche y chocolate, que puede resultarle irresistible…o no.

Hay productos y servicios que, todavía y siempre, van a requerir de la experiencia directa, y en estos tiempos vertiginosos, en los que podemos conocer gente y productos, investigar, leer, entretenernos, comprar y pagar y tantas otras cosas de manera virtual, muchas personas buscan validar el deseo con la experiencia que le transmiten los sentidos: lo visual, auditivo, olfativo, gustativo o táctil que les ofrece el mundo real, y que le confirman que el producto concuerda con lo que esperaban.

En este contexto, la importancia de la experimentación “real” puede constituir la diferencia entre la vida y la muerte de una marca.

¿Cómo te queda?

Es cierto que hoy hay muchos más canales que antes para informarse sobre marcas y productos, pero justamente por eso, vivimos en una época de “Infoxicación”: recibimos tanta información y por tantos medios, que no podemos terminar de digerirla. En ese contexto, para las marcas toma cada vez más importancia encontrar la manera de diferenciarse, y potenciar sus posibilidades de ser elegida entre muchas otras.

Una buena manera de lograr este acercamiento es a través de propuestas creativas que lo lleven a vivir una experiencia placentera de la marca o asociada a ella.

Lo que cada cliente comprueba en forma directa respecto a las características y bondades del producto o servicio resulta indiscutible, de la misma manera en que cada uno sabe cómo le quedan los zapatos.

Las claves del Experiential Marketing y sus etapas son:

• Que los clientes nos elijan

• Que los clientes nos prueben

• Que los clientes nos sigan eligiendo

Una buena opción para cumplir con estas tres etapas es ofrecer un contexto en el que el cliente pueda conocer, sentir y vivenciar lo que queremos ofrecerle. Algo que además, el consumidor valora especialmente, porque será protagonista de una experiencia real, que vivirá sin intermediarios e involucrará sus emociones.

Y para la marca es ideal que el cliente tenga una experiencia personal porque es la herramienta más fuerte que existe. Si queda conforme, además de generar una empatía que puede trasladarse a otros desarrollos de la misma empresa, se lo puede “ganar para la causa” convirtiéndolo en el mejor y mas creíble de los voceros.


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